martes, 22 de enero de 2013

¿RESPONDE DIOS A LAS ORACIONES?

¿Responde Dios siempre a la oración?

En ocasiones Dios responde “sí” o “no” a nuestras peticiones. A veces, queda en silencio, y cuando esto último sucede es porque hay pecado en nuestra vida y eso bloquea nuestra comunión con Dios.

A continuación veremos algunos pasajes para aclarar lo anterior:

“Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas”. (1º Sam. 28:6).

Mas adelante, en este mismo pasaje se menciona:

“Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy”. (1º Sam. 28:18).

Cuando Saúl desobedeció a Dios y empezó a apartarse de él, entonces Dios ya no le siguió dando más instrucciones, por eso menciona la escritura que Dios guardó silencio y ya no le habló más.

Otro ejemplo de esto lo encontramos en los escritos de Salomón:

“Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán.

Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía…”

(Proverbios 1:28-30).

Los ejemplos anteriores hablan de cómo Dios en ocasiones permanece en silencio a causa de nuestro pecado, pero a veces, la negativa es por otra razón con otro propósito:

“..me fue dado un aguijón en mi carne…respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. (2ª Cor. 12:7-9).

“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió”. (Hch. 16:6,7).

A veces creemos que estamos haciendo o pidiendo lo correcto, y de hecho puede ser que así sea, sin embargo, aun cuando lo que pidamos sea bueno, debemos recordar que Dios nos ofrece cosas mejores que las que le pedimos.

Cuando Dios responde a la oración, suceden cosas como las siguientes:

“Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo: Sol, detente en Gabaòn; y tú, luna, en el valle de Ajalòn. Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.

Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel”.

(Jos. 10:12-14).

Espero que el tema de la oración haya sido suficientemente claro y de interés para usted. Espero en Dios que ponga por obra lo que este estudio le haya dejado.

Recuerde que la oración es un arma poderosa en cualquier circunstancia.

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