De hecho, estoy eternamente en deuda con ella.
Mi suegra, incansablemente crió a su hijo desde los inicios hasta ser el
hombre que más amo en el mundo, y esa es una deuda que nunca puede pagarse.
Siempre voy a deberle honor y gratitud por los años que ella ha invertido en el
hombre que ahora es nuestro.
En la medida en que envejezco y paso más tiempo en la crianza de mis
propios hijos, más me entristece la manera en que en la cultura actual se
acostumbra a referirse a las suegras. La forma en que son criticadas y
deshonradas. La forma en que las mujeres jóvenes les hablan en tonos impacientes
porque no valoran lo que les han dado estas mujeres mayores.
Tal vez te encuentras en esa situación. Tu relación con tu suegra
está tensa por múltiples razones. Quizás has luchado por entenderla, y
concederle acceso a tu vida. Aun así, ¿considerarías estas verdades conmigo?
Debemos
honrarlas
Cuando somos jóvenes, a menudo solo vemos lo inmediato, a costa de mucho
más. No hay suficiente vida detrás que nos ayude a tener una perspectiva
humilde. Y mucho por delante, que aún no ha sido enseñado. Esta combinación
puede prestarse a orgullo que fácilmente puede convertirse en cruel. Y en mi
experiencia, las suegras se convierten en el blanco de bromas demasiado
crueles, historias y cuentos de las noches de chicas.
Verás que los primeros enlaces que encontrarás son todos negativos,
implicando una relación tensa, difícil y poco atractiva.
Echa un vistazo a lo que Dios impone al hombre en el principio de los
tiempos. Éxodo 20:12 es un pasaje muy antiguo, pero revelador. Dios ordena a la
nación israelita: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se
alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da".
Tan grande era el deseo de Dios de que Su pueblo honrara a sus ancianos
que se utilizaba el castigo de lapidación para desalentar la maldición y el rebelarse
contra los padres. Y el Nuevo Testamento nos recuerda que honrar a los padres y
madres "es el primer mandamiento con promesa" (Efesios 6:2). Dios
quiere que honremos a nuestros padres. Él diseñó la familia, y en ese diseño se
incluye el buen plan para los suegros.
Me temo que nos olvidamos fácilmente de la humanidad de nuestras
suegras. Que ella es una persona con sentimientos. Tu suegra responde al amor,
ella desea aprecio, y ella ama a su hijo con cada pedacito de la ferocidad con
que lo amas tú. Después de todo, ella es su madre.
Por supuesto, ninguna suegra es perfecta, y la tentación de criticarla
puede ser fuerte. Pero tenemos que recordar que ella es una pecadora, igual que
nosotras. Y así como la gracia de Dios se ha extendido a nosotras, debemos
extender la gracia y el perdón a los demás, y eso incluye nuestras suegras.
Ama
y aprecia su sacrificio
He oído hablar de nueras que llevaron a sus esposos hacia el atardecer
de su territorialismo, nunca permitiéndoles regresar. He oído historias de mujeres
de mi edad que han impedido a sus suegros la comunicación con sus hijos y
nietos durante meses, incluso hasta años.
Reconozco que hay excepciones en cada regla, y ciertamente no todas
somos bendecidas con dinámicas familiares agradables. Pero creo que tenemos que
tener cuidado de que las excepciones no se conviertan en excusas. La Palabra de
Dios es escrita por la regla, y Sus reglas son las que honramos. Siempre,
honra.
Las
suegras son como nuestras madres, y como tal, debemos honrarlas.
Honramos la suegra que Dios nos dio a través del buen regalo de nuestros
maridos, ya que la obediencia es agradable y buena. Y siempre animamos a
nuestros maridos a invertir amor en sus madres, porque eso las honra a ellas, y
también a ellos.
Cualquiera de nosotras que tenemos hijos, un día puede convertirse en
suegra. ¿No esperas que cuando llegue el momento, tu hijo elija a una mujer que
sea amable? ¿Que sea agradecida? ¿Qué no se envuelve en un sudario de crítica,
sino que ve todos los años que le diste a su marido? Yo lo espero. Oro por dos
mujeres así, incluso ahora.
Evaluando
nuestros corazones
Como cristianas, tenemos que ser cuidadosas en evaluar siempre las
tendencias culturales a través del lente de la Escritura. Y la Palabra de Dios
es clara en donde aterrizar en el tema de nuestros suegros. Ellos son nuestros
padres, y como tales, estamos debemos honrarles. Proverbios 31:28 habla de la
respuesta que los hijos deben tener a los años de sacrificio que las madres
hacen: “Sus hijos se levantan y la animan, al igual que su marido, que la
alaba”.
Tu suegra ha pasado noches y días, meses y años amando y dando forma a
tu marido. Ella ha invertido toda una vida de maternidad, llenando necesidades
infinitas, viviendo el mismo llamado en el cual, muchos días te encuentras
ahogada. Es muy probable que la experiencia le ha enseñado una cosa o dos. No
permitas que la cultura te diga que ella tiene menos valor o un lugar menor
ahora que tienes a su hijo.
Y si has luchado para honrarla y amarla, ¿pasarías un poco de tiempo permitiendo
que la Palabra de Dios despegue el pecado y la frustración y la ira en tu
corazón? ¿Permitirías que la gracia lave las heridas de su relación rota? Es
humillante; pero es lo que Jesús nos llama a hacer.
Amala. Defiéndela. Anímala. Y por supuesto, ¡da gracias por ella! por haberte dado el hombre que amas., aprende el pasaje de Ruth (nuera) y Noemi(suegra). Ruth 1:16-18.
Bendiciones y paz amadas hermanas.
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