«Ana permitió que su corazón destrozado la acercara a Dios...; aquellas de nosotras que hemos pasado por tragedias -particularmente las que son viudas-sabemos que
nada cura las heridas del corazón como el estar conscientemente con Dios.
Lucas 2:22-27, 36-38 Y cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel, antes que fuese concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le tra jeron a Jerusalén para presentarle al Señor, y para ofrecer conforme en lo que se dice en la ley del señor: Todo varón que abriere la matriz, será llamado santo al Señor, y para ofrecer conforme se dice en la ley del Señor. dos tórtolas o dos palominos.
Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes de que viese al ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús vinieron al templo, para hacer con él conforme al rito de la ley...
Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Jeremías 49:11 Deja tus huérfanos, yo los criaré, y en mí confiarán las viudas.
Salmo 147:3 El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.
¿Puede una persona morir de corazón quebrantado?
Los doctores británicos, estudiando casos de grupos de viudos, descubrieron que un gran número de ellos murieron al cabo de seis meses de la muerte de sus esposas. El 50% por fallos del corazón.
La vida de Ana habría sido sin esperanza. Una viuda, en el Oriente, generalmente es una mujer enterrada en vida desde que fallece su marido. La única cosa que una viuda sin hijos puede hacer después de la muerte de su marido es volver a la casa de sus padres a esperar, o bien un segundo marido, o la muerte. La felicidad del matrimonio de Ana duró solamente siete años. Muchos comentadores bíblicos dicen que había sido viuda por unos sesenta años. Sabemos que tenía ochenta y cuatro cuando saludó al Mesías. Era una profetisa de la tribu de Aser en Galilea. Esta era una tribu insignificante, de la cual se podría decir: «Ninguna profetisa puede venir de Galilea», o de la tribu de Aser.
Por lo general los profetas eran hombres. Las mujeres se consideraban una rara excepción. La Biblia menciona unas pocas: María, Débora, Ulda y Noadia, en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento únicamente encontrarnos a las cuatro hijas de Felipe el evangelista. Entre el Antiguo y el Nuevo Testamento encontramos a Ana. Era un gran honor ser profetisa. Tanto un hombre como una mujer que hablaran la Palabra de Dios al pueblo tenían un privilegio muy especial; y Ana pertenece a este grupo selecto.
«Cuando mi marido murió, se detuvo mi vida», me confesó una viuda. Ana tomó una actitud totalmente diferente. No huyó, no se escondió en el aislamiento y autopiedad después del gran golpe en su vida. No vino a ser una carga a sus parientes; no se hizo una mujer solitaria cuya vida nada tiene que ofrecer. No se convirtió en una persona a quien todos compadecen pero nadie sabe cómo ayudar. Ana no se refugió en el pasado; éste es uno de los grandes peligros al cual las viudas tienen que hacer frente, y sólo aquellas que, como Ana, han tenido la triste experiencia de haberles sido quitado el compañero de su vida saben cuán real es este peligro.
Cuando la unidad de un matrimonio es rota, todo lo que queda es una persona partida en dos. Aun después de un matrimonio relativamente corto, el cónyuge que queda no es ya la misma personalidad que antes. En las memorias de su vida ésta queda partida en dos mitades.
¿Fue Ana consolada por el pensamiento de que Dios no le quitó el marido porque sí? ¿Pensaba ella que Dios mismo se le daría a cambio de lo que le había quitado? Probablemente sí.
A fin de comprender esto, la persona debe tener un gran valor para mirar adelante. Jesús dijo a sus discípulos: «Ninguno que habiendo puesto la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios».[1] Ana se refuió en Dios, Dedicó su larga vida a su servicio en el templo. Oró y ayunó. Al hacer esto último muestra que ella quería dar más atención a Dios que a sí misma. El tenía la prioridad.
Cuando una viuda se atreve a olvidar el pasado y no depende más de recuerdos para su felicidad, y sobre todo cuando se decide a afrontar el presente y el futuro con Dios, entonces una paz sobrenatural inunda su corazón. Ya no está en la vida como una lastimada que requiere consuelo, sino como una consoladora. Ella puede consolar a otros en sus problemas y tristezas, porque ha sido consolada por Dios mismo.[2]
Ana no sólo estaba ocupada en la obra de Dios durante el día, sino también por la noche; así nos lo refiere el texto escritural. Sin embargo, en medo de toda su actividad, no se ha ocultado de la gente. Un verdadero andar con Dios no es sólo introspectivo, sino que es visiblemente activo: Quiere hacer a otros felices. El filósofo Soren Kierkegaard dijo: «La puerta de la felicidad se abre hacia fuera... a otros».
El mundo es oscuro, tenebroso y sin esperanza para el pueblo de Ana, en sus días. Los problemas se han hecho tan grandes que es difícil sobrellevarlos. Sin embargo, muchos están esperando, consciente o inconscientemente, la Redención, que sólo podía venir de Dios: la llegada del Mesías.
Y el gran día es llegado. Jesús ha nacido.
Los ángeles cantan: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz; buena voluntad para con los hombres.» [3]
Los pastores se arrodillan ante él.
Cuando José y María llevan a su primogénito al templo para presentarlo a Dios según está prescrito en la ley, no sólo encuentran al piadoso Simeón -el hombre al que fue revelado que no moriría sin ver al Mesías-, sino también a Ana. Dios, que cuidó de ella tan fielmente durante todos aquellos años, ve que ella se merece no perder aquel sagrado momento. La mujer que no tenía ninguna oportunidad en la vida, a causa de sus circunstancias como viuda y anciana, viene a ser en este momento la mujer más privilegiada del mundo. A la par que a Simeón, le es permitido ver al mismo Hijo de Dios y adorarle.
Este es el momento cumbre de su vida: la respuesta a las oraciones de muchos años. Es el más grande momento de todas las edades, el momento que el mundo ha esperado ansiosamente. ¡El Mesías ha venido!
Ana sólo puede hacer dos cosas: Primero alaba y adora a Dios, porque el Redentor de su pueblo y del mundo -por tanto tiempo esperado-, el Redentor de sus propios pecados, ha venido. En esto se une a Simeón. En segundo lugar, no puede guardar esta estupenda noticia para sí misma. Alguien ha dicho: «Testificar es echar una mirada profunda al Señor Jesucristo y luego decir a otros lo que uno ha visto». Esto es lo que hace Ana.
Ello prueba cuán bien conoce a la gente. Sabe exactamente que en Jerusalén están esperando la Redención, y ella cuenta a Quién ha visto. La proclamadora de Jesucristo no es un joven o una joven enérgica y de habla elocuente; es una anciana. Es una persona que ha experimentado lo que el salmista predijo acerca del Señor: «El cura a los quebrantados de corazón y venda sus heridas».[4]
Ana, la mujer que no fue destruida por un corazón quebrantado
(Lucas 2:22 a 27; 36 a 38; jeremías 49:11; Salmo 147:3.)
Preguntas
1. Cuando joven, Ana experimentó una grande pérdida. ¿Cómo influenció esto en su vida? (Vea Lucas 9:62.)
2. ¿Cómo dice la Biblia que fue su relación con Dios?
3. ¿Qué conclusiones saca de esto?
4. ¿Qué hizo Ana cuando vio a jesús?
5. Lea 2á Corintios 1:3-4. ¿En qué casos encontraron estas personas pena y quebranto?
6. ¿Hay algo que has aprendido de Ana acerca de vencer el dolor y la tristeza? ¿Hay alguien que pueda ayudarle de la misma manera? ¿Quién es?
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